Como sabemos, la pandemia del nuevo coronavirus, desde su origen en la ciudad china de Wuhan, ha tenido devastadoras consecuencias para la vida humana y para las economías nacionales en todo el mundo. Pero, además, ha impactado fuertemente en el funcionamiento de los sistemas de salud a nivel mundial. Según estimaciones, 1,4 millones de personas menos han recibido atención para la tuberculosis durante el 2020 si se compara con el 2019. Es una reducción del 21%. En este sentido, la OMS ha lanzado un comunicado acerca de la necesidad urgente de redoblar los esfuerzos mundiales para terminar con la tuberculosis.
Explica el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que:
“Los efectos de la COVID-19 van mucho más allá de la muerte y la enfermedad causadas por el propio virus. La interrupción de los servicios esenciales para las personas con tuberculosis es solo un trágico ejemplo de las formas en que la pandemia está afectando de forma desproporcionada a algunas de las personas más pobres del mundo, que ya corrían un mayor riesgo de contraer la tuberculosis (…) Estos datos aleccionadores apuntan a la necesidad de que los países hagan de la cobertura sanitaria universal una prioridad clave a la hora de responder a la pandemia y recuperarse de ella, para garantizar el acceso a los servicios esenciales para la tuberculosis y todas las enfermedades”.
Fortalecer la salud
Siguiendo lo dicho con anterioridad, se pone especial énfasis en la necesidad de fortalecer los sistemas de salud en todo el mundo. Ello, para que todas las personas puedan recibir la atención que necesitan pese a la pandemia. Diversos países en el mundo han tomado medidas orientadas a mitigar el impacto del coronavirus en la prestación de servicios. A pesar de eso, muchas personas que tienen tuberculosis no pueden acceder a la atención que están necesitando. Tal es así que la OMS teme que más de medio millón de personas más puedan haber muerto de esta enfermedad durante 2020 sin haber tenido un diagnóstico.
El miedo de la OMS se basa en datos históricos. Antes del Covid-19, la diferencia entre el número que se estimaba de personas desarrollando tuberculosis por año y el número de personas diagnosticadas era de 3 millones aproximadamente. Esto se ha agravado fuertemente con la pandemia, puesto que los países han debido poner todos los recursos de salud a la atención del Covid-19.
Sostiene la OMS que:
“Una de las formas de abordar este problema es restaurar y mejorar el cribado de la tuberculosis para identificar rápidamente a las personas infectadas o enfermas de tuberculosis. Las nuevas orientaciones publicadas por la OMS en el Día Mundial de la Tuberculosis tienen como objetivo ayudar a los países a identificar las necesidades específicas de las comunidades, las poblaciones con mayor riesgo de contraer tuberculosis y los lugares más afectados para garantizar que las personas puedan acceder a los servicios de prevención y atención más adecuados. Esto puede lograrse mediante un uso más sistemático de los enfoques de detección que emplean herramientas novedosas”.
Conclusiones
Durante siglos, las personas con tuberculosis han estado entre las más marginadas en el mundo. Esto se ha intensificado con el Covid-19, donde se han potenciado las disparidades en las condiciones de vida de las personas y la desigualdad. Incluyendo, esto, a la capacidad de acceso a los servicios dentro y entre países. Por eso, es clave generar esfuerzos internacionales para poder atender las necesidades de estas personas y terminar con la tuberculosis.
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