Las buenas prácticas clínicas aplicadas al sector de salud apuntan a garantizar la calidad de las prácticas y la seguridad de las personas. Sus principios básicos se basan en la protección de los derechos, al seguridad y el bienestar de los participantes de los estudios clínicos, como así también en datos creíbles de ensayos clínicos.
En este sentido, una guía de buenas prácticas clínicas es un conjunto de recomendaciones que se desarrollan de manera sistemática con el objetivo de orientar a profesionales y a pacientes en la toma de decisiones sobre atención sanitaria apropiada. Ello, para las diferentes alternativas de diagnóstico y tratamiento de problemas de salud o de condiciones específicas. Son guías que se llevan a cabo teniendo en cuenta lineamientos generales que apuntan a garantizar una atención adecuada a nivel internacional.
Los desafíos de las buenas prácticas clínicas
El desarrollo de guías de bunas prácticas clínicas es un desafío al que todos los sistemas de salud e instituciones del mundo se enfrentan. Los equipos de elaboración de dichas guías deben poder actuar frente a diferentes escenarios, pero partiendo de las mismas evidencias científicas de efectividad a nivel internacional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido diferentes criterios que apuntan a priorizar los temas de salud y el desarrollo de guías de buenas prácticas clínicas. Estos criterios son:
“• Intervenciones que podrían tener un impacto en el sistema de salud.
Título del documento 8
- La presencia de intervenciones de cuestionada efectividad que, sin embargo, son ampliamente usadas en el sistema de salud.
- La presencia de una nueva intervención de salud en relación con la cual no existe en la actualidad información clara para los profesionales de la salud a la hora de actuar.
- La existencia de variabilidad inapropiada en la práctica clínica, lo que podría significar que ciertos pacientes no están recibiendo intervenciones de probada efectividad”.
¿Quiénes desarrollan las guías?
Teniendo en cuenta lo mencionado con anterioridad, podemos conocer quiénes conforman la producción de las guías de buenas prácticas clínicas. Los actores fundamentales para estos desarrollos son:
- Un coordinador: es el responsable de coordinar operativamente el conjunto de actividades. Estas tienen que ser lideradas por el coordinador quien no necesariamente debe ser experto en el tópico, pero sí debe contar con experiencia y capacidades para el manejo del trabajo en grupo.
- Los expertos temáticos: el grupo de desarrollo de las guías debe contar con profesionales temáticos que cuenten con experiencia en el tópico de las guías.
- Los pacientes: tanto los pacientes como los representantes de pacientes vinculados a la temática de la guía deben formar parte del desarrollo de la misma.
- Un experto metodológico: luego, deben participar profesionales con gran experiencia en epidemiología e investigación y en sistemas de información y documentales.
- Los revisores externos: finalmente, deben formar parte profesionales de la salud que cuenten con experiencia en el manejo asistencial y gestión de servicios sanitarios del tópico desarrollado en la guía, pero que no hayan formado parte de la formulación de las recomendaciones.
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