Garantizar las buenas prácticas de los diferentes procesos es fundamental para la seguridad de las personas en todo el mundo. En este sentido, las GMP o buenas prácticas de manufactura son esenciales en los procesos productivos de la industria de alimentos y medicamentos de la región.
¿Qué son las GMP?
Las buenas prácticas de manufactura (GMP) son estándares internacionales que han sido diseñados especialmente para poder garantizar la seguridad tanto en la elaboración como en el envasado, el etiquetado y el almacenamiento de productos que están destinados a llegar a los consumidores. En este sentido, su aplicación en el marco de la industria regulada, especialmente la industria de alimentos y medicamentos busca que las empresas puedan dar cuenta de que sus procesos son efectivamente higiénicos y que están certificados. Ello, ante sus clientes, ante sus socios y también ante los organismos regulatorios.
¿Por qué son importantes las GMP en la industria de alimentos y medicamentos?
Hace un tiempo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado que cada año 1 de cada 10 personas se enferman por consumo de alimentos contaminados. Esta contaminación se lleva a cabo por virus, bacterias, parásitos o sustancias químicas. Pero, además, se estima que son alrededor de 420.000 las personas que mueren por estas razones.
Teniendo esto en mente, las buenas prácticas de manufactura o GMP se relacionan directamente con la salud de las personas y con su bienestar. Lo que se busca es garantizar la inocuidad de los alimentos. Además, se apunta a dirigir las operaciones de las empresas apuntando a estos objetivos, para lograr aumentar considerablemente la seguridad alimentaria en el mundo, con los beneficios que esto implica para la población en su conjunto.
Los beneficios de las buenas prácticas de manufactura
Siguiendo lo mencionado con anterioridad, podemos decir que son muchos los beneficios sociales de la incorporación de las GMP en la industria de los alimentos y los medicamentos. Los más importantes son los siguientes:
- Permite alcanzar una estandarización en los procesos productivos
El primer paso, en este sentido, tiene que ver con llevar a cabo auditorías, inspecciones y certificaciones de todos los procedimientos. Lo que esto hará es que se pueda reconocer fácilmente las brechas que existen actualmente y reducirlas a fin de una mayor optimización de la producción. A medida que esto se implementa, se va alcanzando una estandarización del flujo de producción, orientándose fundamentalmente a la calidad de los procesos y productos y al rendimiento de las empresas.
- Favorece el crecimiento de las empresas
Al trabajar para mejorar sus procesos, el resultado es que las empresas crecen. Esto se termina viendo reflejado en aspectos como la confianza, la expansión y la fidelización.
- Se logra una reducción en los desafíos de cumplimiento
Finalmente, cuando se trabaja con el objetivo puesto en reducir las fallas y la necesidad de rehacer los procesos, las empresas acceden a la posibilidad de cumplir con las diversas exigencias de las organizaciones regulatorias.
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