Pese al contexto complejo que atraviesa el mundo debido a la pandemia del coronavirus, se visualizan aún ciertas buenas noticias en materia de salud pública. En este sentido, recientemente, se ha logrado certificar la eliminación del paludismo en El Salvador. De esta manera, el país se convirtió en el primer país de Centroamérica y el tercero de las Américas en años recientes en recibir esa certificación.
Al respecto, el Director General de la OMS sostuvo que:
“El paludismo viene azotando a la humanidad desde hace milenios, pero países como El Salvador han demostrado que podemos vislumbrar la erradicación de esta enfermedad y son un modelo para otras naciones”.
El Salvador: años de historia para la eliminación del paludismo
Como hemos dicho más arriba, El Salvador se ha convertido en el primer país de Centroamérica en recibir la certificación por eliminación del paludismo. Esto se debe a más de 50 años destinados a trabajar en este sentido; esfuerzos tanto del gobierno del país como del pueblo. Se debe tener en cuenta que se trata de un país con una gran densidad poblacional y con condiciones geográficas que facilitarían la presencia de dicha enfermedad.
Para comprender la certificación, se debe tener en cuenta que esta es entregada por la OMS a los países que han demostrado que la cadena de transmisión autóctona de la enfermedad se ha logrado interrumpir. Ello, en la totalidad del territorio. Debe suceder durante un plazo mínimo de tres años.
Avances en el tiempo
En este sentido, El Salvador ha logrado reducir progresivamente la carga de paludismo a lo largo de las últimas tres décadas, con una breve excepción de un brote en el año 1996. Según datos oficiales, entre 1990 y 2010, los casos han pasado de más de 9.000 a sólo 26. Además, desde 2017, no se ha visto ningún caso de transmisión autóctona.
Cuenta la OMS que:
“La lucha antipalúdica en El Salvador se inició en la década de 1940, cuando se pusieron en marcha actividades de control mecánico del mosquito que actúa como vector de la enfermedad. Con ese fin se construyeron los primeros sistemas permanentes para drenar pantanos y, posteriormente, se empezó a fumigar los espacios interiores con DDT, un plaguicida. A mediados de la década de 1950 se puso en marcha una Campaña Nacional Antipalúdica (CNAP) y se estableció la red de trabajadores de salud comunitaria para detectar y tratar esta enfermedad en todo el país. Los voluntarios, a los que se denominó «Col Vol», empezaron a registrar los casos de paludismo y las intervenciones antipalúdicas; a continuación, los agentes de lucha antivectorial incorporaban estos datos a los sistemas de información sanitaria para adoptar medidas dirigidas de carácter estratégico en todo el territorio nacional”.
Conclusiones
Junto al apoyo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la OPS, El Salvador ha reorientado satisfactoriamente su programa contra el paludismo. Ello, logrando dirigir de manera más específica tanto las intervenciones como los recursos. Otro paso clave fue la descentralización de la red de laboratorios para el diagnóstico. Por todo ello, se ha logrado una reducción veloz de los casos a fines de la década de 1980.
Comment here