Las buenas prácticas de manufactura, como su nombre lo indica, son un conjunto de normas aplicables a la industria que se tienen en cuenta a lo largo de todo el proceso de fabricación de un producto. Esto aplica en la industria en general, independientemente de que se trate de la fabricación de productos farmacéuticos, de alimentos, entre otros, además de las buenas prácticas específicas para cada sector. A lo que apuntan las buenas prácticas de manufactura es a garantizar la inocuidad y la calidad de los productos al momento de llegar a los consumidores y ser utilizados por estos.
Importancia de las buenas prácticas de manufactura para la industria
Las buenas prácticas de manufactura son un tema de vital importancia para la industria en general. Si bien es cierto que la aplicación de las normas de buenas prácticas representa un esfuerzo para la industria, los beneficios para ésta son muchos. Estos beneficios no son solamente para los consumidores de los productos, sino también para la integridad y el sostén de las empresas. Dentro de los beneficios de aplicar las BPM, podemos encontrar:
- La fidelización con los consumidores
- La optimización de los recursos
- La estandarización de los procesos productivos de acuerdo a estándares de calidad
- La optimización de los procesos productivos
- La mejora en la calidad final de los productos
- La reducción de pérdidas por errores
- La reducción en reclamos por parte de los consumidores
- La mejora en la imagen de la organización y la identidad de marca
- La posibilidad de exportar productos a mercados internacionales por cumplimiento de los altos estándares de calidad
¿Cómo funciona la aplicación de las buenas prácticas en la industria?
La aplicación de las normas de buenas prácticas corresponde a la totalidad del proceso productivo y el trabajo de los profesionales en los espacios de producción, almacenamiento y distribución. En este aspecto, contempla desde el transporte de las materias primas hasta la distribución en el mercado del producto que ya ha sido terminado. Las buenas prácticas se aplican en la preparación, en la elaboración, en el envasado, en el almacenamiento, en el transporte y en la distribución final de los productos. Incluye, ciertamente, la higiene y la experticia del personal implicado en cada uno de estos aspectos.
En otros términos, podemos decir que las buenas prácticas de la industria representan una supervisión de la totalidad de los procesos, desde la fabricación hasta la comercialización. Todo lo que tenga que ver con el producto que llegará al usuario debe ser supervisado teniendo en cuenta las normas de buenas prácticas que representan altos estándares de calidad internacionales.
Finalmente, puede decirse que la aplicación de estas normas tiene por objetivo elaborar un producto con los estándares de calidad y de seguridad necesarios para su uso o consumo. Esto, reduciendo los riesgos tanto para el consumidor final como para la empresa en particular.
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