Las vacunas contra el COVID-19 han representado una gran esperanza para todos los países del mundo desde comienzos de la pandemia. Ya existen vacunas aprobadas que están siendo aplicadas en distintos países. Además, muchos otros se encuentran diseñando sus planes de vacunación. No obstante, aún con vacunas disponibles, aparece el desafío de la distribución para que estas puedan llegar desde el punto de producción hasta todas las personas en el mundo.
¿Qué desafíos enfrentan las vacunas contra el COVID-19?
Lograr un acceso universal a las vacunas contra el COVID-19 es algo que implica varios desafíos y obstáculos. No obstante, se estima que no es la capacidad de carga el principal desafío en este sentido. Esto se debe a que existe una buena disponibilidad de transporte a nivel internacional.
No obstante, uno de los principales retos tiene que ver con la necesidad de que las dosis lleguen a sitios remotos en el mundo o zonas en las que los recursos no son suficientes. Esto producirá ciertos inconvenientes.
Un documento publicado por The Logistics & Supply Chain Management Society sostiene que las vacunas requerirán almacenamiento y transporte mientras se mantienen a temperatura requerida de manera estricta. Esto añade una dificultad a la distribución. Una problemática tiene que ver con que el TCP para control de la temperatura adecuada no esté fácilmente disponible en todas partes del mundo o no lo esté en cantidades suficientes. En ese caso, los Estados deben encontrar la manera de suplir esta necesidad para poder mantener la calidad y seguridad de las vacunas.
También se destaca la posibilidad de que las cadenas de suministros se ramifiquen. En este sentido, que los cuellos de botella en la ciudad de destino podrían llevar a la centralización de la producción de hielo seco.
Soluciones contra la pandemia
El documento indica que, antes de la pandemia, la visibilidad en tiempo real de la cadena de suministro ya era un desafío para la mayor parte de las empresas. Esto se debe a la poca disposición para compartir datos, como así también por la falta de estandarización de datos o por la complejidad de las cadenas de suministros en general.
Se propone que un VDE fuera capaz de aliviar considerablemente los puntos de conflicto. Ello, a través de la prevención con éxito de las interrupciones que se puedan llegar a dar en distintos momentos de la cadena de suministro. Por eso, se considera que el VDE debería ser un acuerdo de tres partes entre los fabricantes de las vacunas, los posteriores proveedores de servicios logísticos y, finalmente, los proveedores de tecnología y de salud.
Se concluye, en definitiva, que la cadena de suministros para la distribución segura, eficaz y completa de vacunas en todo el mundo es un desafío complejo. Para poder superarlo, el informe sostiene que un VDE se debe configurar y probar incluso desde antes de la disponibilidad de la totalidad de las vacunas. Ello, utilizando los recursos mundiales para que los países puedan desarrollar una distribución segura.
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